Este cuento de Cortázar relata la historia de una familia que se encuentra alterada por la tía Clelia que se sentía mal y se desmayó dos veces. Esta noticia no podía recibirla el personaje de mamá ya que ella se encontraba enferma y no podía recibir noticias que la hicieran poner nerviosa. Es así que la familia decide ayudar a la tía Clelia sin que mamá sospechara algo, sin embargo, no resultó tarea fácil con Alejandro. Él había muerto en un accidente de auto a poco de llegar a Montevideo donde lo esperaban en casa de un ingeniero amigo, hace ya un año. Como no podía ser enterada de semejante noticia, deciden armar una mentira en la que ella creía que Alejandro estaba en el Brasil donde una firma de Recife le había encargado la instalación de una fábrica de cemento. El narrador relata en la historia cómo tuvieron que realizar el velorio que se hizo en el club de ingeniería y se turnaban para que todos pudieran despedirse, ya que una persona se encontraba haciendo compañía a mamá para que esta no sospechara de nada. Siguiendo con el relato, el narrador explica como era la vida de su mamá en la que la describe de penosa y aunque se quejaba poco tenían que hacer todo lo posible por acompañarla y distraerla. Fue así como, entre mentiras que inventaban, los mismos personajes van creyendo estas mentiras y las considera real. Es aquí que, Cortázar explora la idea de la costumbre y realidad y nos muestra cómo una mentira puede convertirse en verdad cuando nos habituamos a ella. Pese a esto, tía Clelia empeora y el médico decide internarla, por lo que resultaba más difícil mantener todas estas mentiras para que no supiera nada de lo que estaba pasando. Siguiendo con la misma idea planteada, Cortázar afirma al final de esta historia cómo la familia termina considerando verdad aquella mentira que estuvieron manteniendo durante tanto tiempo.
Para finalizar, se puede destacar como el narrador genera cierta confusión, ya que nombra a cada personaje por su parentesco o nombre, quiere decir entonces que el narrador le llama mamá a este personaje, pero no es su hijo, al igual que dice tía Clelia y tío Roque sin ser sobrino de ninguno de los dos. Es por eso que consideramos que Cortázar quiso aprovechar las posibilidades que ofrecen el narrador omnisciente y el narrador personaje o testigo. Si esta historia fuese contada por un narrador omnisciente tendríamos acceso a los pensamientos y acciones pasadas y futuras de cada personaje como una licencia que, ya sabemos, se le permite a este narrador. Sin embargo la distancia emotiva entre el narrador y los personajes sería mucho mayor. El narrador llama a todos los personajes por su nombre familiar, o sea, por la manera en que se nombran entre ellos, esto es lo que genera ciertas dudas a lo largo de la lectura.
FUENTE: CUENTO LA SALUD DE LOS ENFERMOS
FUENTE: CUENTO LA SALUD DE LOS ENFERMOS
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