Para
comenzar, "Carta a una señorita en París" es un cuento en el cual el
narrador le escribe una carta a su amiga Andreé donde le cuenta que está
viviendo en su departamento de la calle Suipacha. Se siente incómodo ya que le
parece raro entrar en el ámbito donde alguien ya ha vivido allí y armado el
departamento según sus gustos. Pero la mayor inquietud que le genera al autor
es que presentaba un gran problema: vomitaba un conejito por mes. No le daba vergüenza
hacerlo, sino que decía que no era razón para reprocharse, ni para
avergonzarse, estar aislado y callarse. Asimismo, explica le proceso de cómo
vomitaba estos conejitos, y cómo preparaba un trébol en una maceta para
alimentar al animal cuando este naciera, cuando sintiera que iba a vomitar
otro, el conejo ya crecido lo regalaba a la señora de Molina que creía en un
hobby y se callaba. Por eso, le parecía extraño que quisiera vomitar uno ya que
antes de mudarse había vomitado un conejito. En relación con lo explicado
anteriormente, el narrador sentía deseos de matar al conejito apenas naciera
con una cucharada de alcohol, pero por alguna razón no pudo hacerlo. Pese a que
había vomitado un conejo recientemente, esa noche volvió a vomitar uno pero
esta vez era negro, dos días después blanco y luego gris. Llegó a tener 10 conejitos
en su armario escondidos para que Sara no los viera, de día dormían y de noche los
alimentaba y los mismos podían pasear por su departamento. Así va relatando
como pasaba sus días y cómo iba criando a estos conejitos. En la carta el
narrador se disculpaba por los daños que los conejitos le estaban causando a
los muebles y al apartamento en general. Todo el tiempo el protagonista
está condenado y resignado a la situación de vomitar conejos. Pareciera que la
vida ya no tiene sentido para él y tiene
que vivir como si estuviera luchando en contra de los problemas que le afligen.

FUENTE: CUENTO CARTA A UNA SEÑORITA EN PARÍS
No hay comentarios:
Publicar un comentario